No más
Hoy, domingo 26 de septiembre, decido dejar de sufrir (una vez más). Quiero olvidar que estoy triste, es ya una cuestión de supervivencia. Si no puedo solucionar lo que quisiera, a tomar por culo (no funciona el tachado, lo cambio por viento fresco), no puedo hacer más, no debo hacer más, no soy supermán aunque me empeñe en creerlo, ni le llego a la altura de la capa. Lo decidí así hace tiempo en otras circunstancias y me funcionó; cuidado, no puedo bajar la guardia, tampoco puedo olvidar la armadura, no sé vivir sin ella, no, no es que me oculte, es que el dolor del mundo me aprisiona. Deseo lo que dije, no dejar atrás personas, pero no depende de mí. Y todo va por buen camino, es lo cierto, pero me cuesta tanto esfuerzo enderezar la ruta y tengo tan claro qué cosas no admito; no, no, ya no más. Mi caballo, mi noria, mi carácter presumiblemente bipolar o en extremo sensible me lleva a sobresalto diario, creo que tengo derecho a ser feliz, a mi manera, como siempre lo he sido.
Quien no permite que el dolor se apodere del mundo